viernes, 15 de marzo de 2013

Capital humano, generador de ventaja competitiva


“El activo más importante de una empresa del siglo XX era su equipo de Producción.
El equipo más importante de una institución (sea o no empresarial) del siglo XXI serán los trabajadores del conocimiento y la productividad de estos trabajadores”.
Peter Drucker



Por Gloria Azucena Valenzuela Becerra, psicóloga y candidata a doctora de la Universidad de La Salle (Costa Rica).

En los pasados Juegos Olímpicos, los deportistas asistieron con el propósito de alcanzar una presea y dejar huella para la posteridad. Estas competencias constituyen el “capital humano” de una persona, entidad o nación y son la base de la ventaja competitiva sostenible.

A diferencia del capital físico y financiero que con el tiempo y uso se deprecian, el capital humano posee valor creciente, se consolida con los años y genera aprendizaje integral para las personas y organizaciones. El conocimiento, al convertirse en un proceso creativo e innovador, permite “aprender” de los triunfos y fracasos, cambiar el plano de pensamiento y realizar cosas nunca antes hechas; así se logran resultados diferentes y excepcionales. Es decir, “hacer que las cosas pasen”.

Lo anterior implica que cada persona, entidad o sociedad realice una mirada de interiorización, compitiendo consigo misma, en forma contundente y rápida con mejoras integrales, hasta lograr la ventaja competitiva sostenible que deje su sello personal para futuras generaciones.

El conocimiento nace y reside en los seres humanos, lleva implícitas las experiencias, el contexto y el significado y significante que le demos en un momento determinado. Al utilizarlo permite llegar al entendimiento y cada vez crece y se consolida para constituirse en la semilla del capital intelectual.

¿Qué es capital intelectual?

El concepto se ha incorporado en las últimas décadas tanto al mundo académico como empresarial, para determinar el conjunto de aportes intangibles, considerado el principal activo de las personas, entidades y naciones del siglo XXI. Lo conforman el capital humano, estructural y relacional.

El capital humano es propio de los seres humanos y se refiere al conocimiento implícito y explícito que poseen las personas y equipos de una entidad, así como la capacidad de reinventarse, recrearse constantemente y aprender.

¿Cómo iniciar el camino? Mi intención es estimular a niños, jóvenes y adultos para que plasmen su experiencia de vida iniciando el camino de la investigación a partir de la expresión escrita de sus vivencias. Asimismo, es imperativo conformar círculos de conocimiento en las entidades para convertir las experiencias en ejes de aprendizaje de generaciones futuras, además de construir puentes y autopistas de información que permitan, a partir de lo fundamentado, innovar, ver opciones en planos diferentes. Esto requiere de un máximo esfuerzo: estimular la curiosidad y el descubrimiento de aspectos extraordinarios en ámbitos cotidianos.

A los padres de familia, los invito a descubrir el potencial de sus hijos y a estimular desde la infancia sus competencias de éxito, descubriendo en el día a día sus gustos y potencialidades, cambiando el paradigma y explorando posibilidades diferentes a las tareas escolares.

Motivo a las instituciones educativas a conformar equipos de jóvenes talentos investigadores, así como a entidades públicas y privadas a dejar registrados sus procesos, marcas, patentes, imágenes, con el fin de fortalecer la imagen, el good will y el know how.

Sabemos que las riquezas materiales y físicas de este planeta son perecederas y lo único que nos puede garantizar una mejor calidad de vida integral será potenciar el capital humano de nuestra sociedad.

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