Por Laura Vásquez, correctora de estilo de Tareas
En nuestro idioma existen numerosas palabras que admiten doble escritura y tienen el mismo significado (por ejemplo: cardiaco y cardíaco, mistura y mixtura, giga y jiga). La recomendación editorial es seleccionar una de las dos y usarla igual en todo el texto o publicación, según sea el caso.
Para unificar los documentos en su empresa, realice un
listado de las palabras más usadas en la compañía, especifique allí la escritura
seleccionada y divúlguela a su equipo de trabajo. Esto se verá reflejado en la
presentación y en una mejor comprensión de los textos.
Tenga en cuenta que hay casos que sí tienen diferente
significado, como conciencia y consciencia. Entre otras acepciones, la Real
Academia Española de la Lengua define la primera así: “Conocimiento interior
del bien y del mal”. Esta es usada en sentido moral. Entretanto, la palabra consciencia es el “Conocimiento
inmediato que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones”.
Un ejemplo de uso de las dos formas podría ser: “Caminaba
por el pasillo del monasterio y mi conciencia
no dejaba de decirme que había obrado mal y que merecía arder en el
Infierno; deseaba el peor de los castigos. Entonces, no sé de dónde, cayó un
peso sobre mi cabeza y perdí la consciencia...”.
Sin embargo, el adjetivo de estas dos palabras es consciente y su antónimo inconsciente, de modo que es incorrecto
decir “él es conciente” o “ella está inconciente”.
Así mismo, el verbo correspondiente es concienciar (no
concienzar) o concientizar (de uso
común en América Latina).
Finalmente, de no tratarse de un texto filosófico,
ético o moral, lo más práctico es unificar el uso de la palabra a consciencia (consciente, inconsciente)
y su verbo a concientizar.
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